Wikileaks sigue revelando la política oculta de EE.UU. sobre Ecuador

Quito (Pichincha).- Wikileks reveló como diplomacia de los Estados Unidos que siempre vio al Presidente Rafael Correa como un peligro. Los temores nacieron cuando emergió como ministro de Economía en el 2005, es decir, un año antes de que ganara las primeras elecciones en el país.

La periodista Linda Pearson investigó los cables secretos de la embajada estadounidense para contar más detalles de los criterios y acciones que hizo la embajada para llevar el agua hacia su molino, antes de que Rafael Correa asumiera el poder. Los Wikileaks fueron públicos por Julian Assange, quien se mantiene como refugiado en la Embajada de Ecuador en Londres y ha servido como fuente de investigación de varios trabajos periodísticos.

Pearson sostiene que “la administración de Correa ha perseguido políticas que rompen con la doctrina neoliberal que Washington ha impuesto en América Latina (…) El Gobierno de Correa también ha desafiado el imperialismo estadounidense cerrando la base operativa de ese país en Manta y otorgando asilo político al fundador de Wikileaks, Julian Assange”.

La periodista explica otra señal de la menguante influencia de Estados Unidos, la salida de la Agencia Estadounidense de Desarrollo Internacional (Usaid) en mayo de Ecuador.

Los cables diplomáticos publicados por Wikileaks muestran cómo los Estados Unidos intentaron –sin éxito- dictar la dirección del Ecuador durante los gobiernos post-Gutiérrez. Los cables también ilustran cómo Usaid jugó un rol clave en estos esfuerzos.

En su publicación, Pearson dice que en mayo 2005, la entonces embajadora de Estados Unidos en Ecuador, Kristie Kenney, lamentó que los “mejores esfuerzos” de la embajada no hayan evitado el derrocamiento de Gutiérrez.

A continuación el texto escrito por la reportera:

“Durante la presidencia de Gutiérrez, Kenney escribió en los cables diplomáticos que la embajada había “cultivado un amplio rango de contactos y tenía excelente acceso a oficiales de alto rango, el alto mando militar, líderes de la sociedad civil y líderes de opinión”.

Gutiérrez fue remplazado por el interino Alfredo Palacio, quien se mantuvo en el poder hasta las elecciones presidenciales en 2006.

Era “difícil imaginar un Gobierno ecuatoriano en el que se pueda contar con mayor acceso”, Kenney escribió sobre la administración de Gutiérrez en otro cable, añadiendo: “No será tan fácil con Palacio”.

La embajadora comentó: “No podemos dimensionar el daño que la llegada política (de Palacio) pueda infligir en las iniciativas económicas y de seguridad del Gobierno de los Estados Unidos en Ecuador.

La guerra contra las drogas

Una prioridad clave para los Estados Unidos era asegurar el apoyo de Ecuador a sus esfuerzos “antinarcóticos” en la región. Muchos cables discuten la relación entre Ecuador y Colombia.

Desde el 2000, los Estados Unidos gastaron millones de dólares en programas militares colombianos con el fin de reducir el cultivo de la coca y el tráfico hacia los Estados Unidos, en la estrategia conocida como el “Plan Colombia”.

Muchas naciones Latinoamericanas objetaron a la militarización de los esfuerzos para frenar el tráfico de drogas, y vieron al Plan Colombia como una excusa de los Estados Unidos para proyectar su poder militar.

El Plan Colombia llevó a una intensificación del conflicto entre las fuerzas colombianas y los rebeldes de las FARC en el sur de Colombia. La violencia se esparció hasta la región de la frontera norte ecuatoriana.

Esto dejó a Ecuador afrontando el mayor número de refugiados en América Latina, causando tensiones entre Ecuador, por un lado, y los Estados Unidos y Colombia, por el otro.

Además, la fumigación aérea con pesticida de cultivos de coca a lo largo de la frontera por parte de Colombia destruyó cultivos legales en Ecuador. El Gobierno ecuatoriano reportó que (el pesticida) causó problemas de salud en la población local.

El alto uso del pesticida Monsanto, conocido también como Roundup, ha sido relacionado con enfermedades renales fatales así como Parkinson y cáncer.

Los cables muestran que la embajada estadounidense esperaba que USAID pueda comprar el consentimiento de Ecuador a los efectos del Plan Colombia. Las actividades de USAID en la región de la frontera norte incluían proyectos de infraestructura básica como la construcción de puentes y sistemas de agua potable, así como programas de “promoción de la democracia”.

Un cable de mayo 2005 menciona que los programas “cálidos y borrosos” de los Estaos Unidos recibirían una buena cobertura en la sección de asuntos públicos durante los próximos meses.

“Destinados a combatir la desinformación de que la asistencia del Gobierno de los Estados Unidos en los Andes es estrictamente militar, la sección de asuntos públicos buscará oportunidades para publicitar nuestros programas médicos, alimenticios, actividades de Peace Corps, programas de USAID y contribuciones medioambientales”.

Tensiones entre Ecuador y Colombia se suscitaron luego de que un avión militar colombiano entrara a territorio ecuatoriano en la persecución de un líder de las FARC en enero 2006.

Un cable de febrero 2006 reportó que cuando el entonces Canciller, Fernando Carrión, protestó en contra de los efectos negativos del Plan Colombia, la nueva embajadora estadounidense, Linda Jewell, “recordó a Carrión que los Estados Unidos habían realizado inversiones sustanciales para reducir los impactos del Plan Colombia en Ecuador, haciendo hincapié en los programas de desarrollo de USAID en la región”.

En un briefing al General estadounidense Bantz Craddock, previo a su visita a Ecuador en febrero, Jewell escribió´: “Su reunión con (el Ministro de Defensa) Jarrín ofrece la mejor oportunidad para expresar la preocupación del gobierno de Estados Unidos sobre el tono de confrontación con Bogotá”.

Intereses económicos

En la esfera económica, las prioridades estadounidenses eran proteger los intereses de sus compañías en Ecuador e impulsar políticas económicas que favorecieran los intereses de las corporaciones transnacionales.

En ese entonces, el Gobierno ecuatoriano se encontraba envuelto en disputas comerciales con tres compañías estadounidenses: Noble Energy, Chevron Texaco y Occidental Petroleum (Oxy).

Oxy corría el riesgo de que sus bienes fueran expropiados por violaciones contractuales alegadas por el Gobierno de Ecuador. Kenney escribió que los oficiales económicos de la embajada “se encargarían temprano para evitar este potencial desastre”.

En abril 2005, Kenney escribió que había dicho a la Cámara Estadounidense de Comercio en Ecuador: “Estamos comenzando desde cero con este gobierno y todo debe comenzar a comprometer y educar a los nuevos jugadores”.

En cuanto a las políticas económicas de Ecuador, la embajada estaba preocupada por el “temerario y joven Ministro de Economía, Rafael Correa”.

Correa era un “enemigo determinado del TLC” y, en contraste con la austeridad de Gutiérrez, prometía incrementar el gasto público para “estimular el crecimiento económico y la creación de empleo”.

Después de reunirse con el Ministro de Finanzas en mayo 2005, Kenney escribió que Correa pretendía “implementar una política alejada del manejo fiscal responsable de sus dos predecesores más recientes”.

La embajada recomendó que Washington “utilice su influencia” con las instituciones financieras internacionales para asegurar que los préstamos a Ecuador fueran retenidos hasta que “Correa (y el Gobierno de Ecuador) se comprometan a (implementar) políticas mínimamente responsables”.

Subsecuentemente, los desembolsos del Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) fueron retenidos hasta una evaluación del Fondo Monetario Internacional.

La embajada estaba alarmada con las afirmaciones de Correa de que el gobierno estaba considerando declarar moratoria la deuda de Ecuador.

En ese momento, cerca del 47% del ingreso del Gobierno ecuatoriano estaba al servicio de la deuda externa, acumulada en su mayoría bajo las dictaduras militares de los 1970s. Solo el 12% del ingreso de Ecuador iba a educación y 7% a salud.

En un cable titulado “Política Fiscal Ecuatoriana: Viviendo al límite”, el chargé d’affaires estadounidense Arnold Chacon advirtió que Ecuador podría poner su deuda externa en default. Chacon escribió: “Palacio y el resto de la sociedad ecuatoriana necesitan ser educados sobre los posibles resultados del default para Ecuador”.

No obstante, la embajada estaba consciente que una oposición abierta al default sería vista como una intromisión en los asuntos internos de Ecuador. Chacon escribió: “Los oficiales del Gobierno de los Estados Unidos no son los mejores mensajeros para dar esta noticia … pero tenemos muchos contactos y amigos que pueden ayudarnos a esparcir la alarma”.

El trato con Venezuela

En julio 2005, surgieron reportes de que Correa estaba llegando a un acuerdo de financiamiento de la deuda con Venezuela, por $500 millones, en parte para compensar la pérdida de los fondos del Banco Mundial y del BID.

Un cable del 20 de julio describía a Correa como “un ideólogo, con ninguna experiencia política ni gubernamental”.

“Peor aún”, decía el cable, “Correa se identifica más con las políticas estatistas de Chávez que con las posiciones de las instituciones financieras internacionales y las políticas económicas generalmente aceptadas”.

“Los miembros más racionales de la administración Palacio”, por otro lado, estaban “buscando alternativas viables a Chávez”.

El cable advirtió que no se debían realizar comentarios públicos frente al prospecto de Ecuador reforzando sus lazos con Venezuela debido a “sensibilidades locales a las presiones del Gobierno de los Estados Unidos”.

En vez de eso, la embajada prometió “trabajar en silencio con las fuerzas anti-Chávez para minimizar el efecto de Correa, hasta que Palacio decida mandarlo”.

El cable reportó que en una reunión con el asesor de Palacio, Luis Herrería, los diplomáticos estadounidenses expresaron su preocupación que las acciones del Gobierno ecuatoriano “hacían parecer que Ecuador se estaba acercando a Venezuela”.

Herrería les dijo que Correa estaba actuando sin la aprobación de Palacio y prometió que Palacio distanciaría públicamente a Ecuador de Venezuela.

En reuniones con la embajada estadounidense, el mismo Palacio se quejó de que Correa y algunos otros miembros del Gobierno habían formado una “sociedad de amigos de Venezuela”. Palacio también dijo a la embajadora estadounidense que, con la ayuda de Estados Unidos, él podría convertirse en “un contrapeso a la Venezuela de Chávez” en América Latina.

Correa renunció en agosto 2005 después de solo tres meses en el cargo. Su carta de renuncia mencionó que Palacio lo acusó de negociar el financiamiento de la deuda con Venezuela sin su aprobación, lo que Correa negó.

Correa escribió: “Me temo que el verdadero problema es la fuerte presión que busca bloquear cualquier relación con un país hermano como Venezuela, resultando de esto la falta de credibilidad en mi trabajo como Ministro de Economía y Finanzas”. / CIT El Ciudadano Foto: Internet

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