Iglesia de Ecuador, preocupada por efectos sociales y ambientales de minería

Zamora Chinchipe.- (Diario HOY).- La Iglesia católica de Ecuador se muestra preocupada por las posibles consecuencias sociales y ambientales de la minería, según dijo Walter Heras, obispo de la provincia amazónica de Zamora Chinchipe, donde el Gobierno firmó el primer proyecto de minería a gran escala.

En la capital de esta provincia, Zamora, hoy tiene lugar el foro «La Iglesia frente a los megaproyectos mineros», organizado por la Pastoral Social de la zona sur del país, donde participan representantes eclesiásticos de las provincias serranas de Azuay, Cañar, Loja, la costeña de El Oro y la amazónica de Zamora Chinchipe.

Heras detalló vía telefónica que a este encuentro, en el que se espera que participen unas 200 personas, han invitado a representantes de la sociedad civil, del Gobierno y de las empresas mineras.

El obispo dijo que la Iglesia se encuentra en un momento de «reflexión» sobre el tema, pero que existe una «incertidumbre» sobre los grandes proyectos mineros y su posible impacto ambiental y social.

Para Heras, se debe a que en el país hasta ahora no existían proyectos mineros a gran escala ni a cielo abierto y por ello surgen dudas de «cómo queda el medio ambiente, qué pasará con los pueblos de alrededor, la verdad habrá efectos de la contaminación o habrá el cuidado respectivo»?.

El obispo resaltó como principales «preocupaciones» si esta actividad va a impactar en «el uso de las tierras, de los suelos, la contaminación del agua» y, por ende, los efectos que pueda tener en cuanto a seguridad alimentaria de los habitantes de la zona.

El pasado marzo, el Gobierno selló la primera concesión de minería a gran escala del país con la empresa china Ecuacorriente para la explotación de un yacimiento de cobre en Zamora Chinchipe.

El Gobierno mantiene que el proyecto se realizará con el menor impacto ambiental posible y que la empresa creará un fondo para reparar el daño a la naturaleza.

Sin embargo, algunas organizaciones medioambientales y una parte de la población local se oponen al proyecto. En marzo realizaron una marcha «por la vida» y contra la minería a gran escala, que se inició en Zamora, en el sur del país, y cruzó unos 700 kilómetros hasta llegar a Quito.

Según Heras, la población ya ha sufrido algunas consecuencias por la empresa minera como es «el desplazamiento de algunos pueblos que están dentro de la zona minera».

«Un pueblo entero que desaparece, que tiene que abandonar sus tierras, que son salidos a la fuerza, tiene que ser reubicado, pasar a otra realidad que antes no tenían», añadió Heras.

Por otro lado, el sacerdote denunció la poca información sobre el proyecto que a su juicio se ha dado a las comunidades, pese a que la Constitución ecuatoriana, aprobada en 2008, dice que se debe consultar a los afectados.

Según la Carta Magna, las comunidades tienen derecho a «la consulta previa, libre e informada, en plazos razonables, sobre planes y programas de prospección, explotación y comercialización de recursos no renovables que se encuentren en sus tierras que puedan afectarles ambiental o culturalmente».

A juicio de Heras, la explicación y socialización del proyecto «es el punto que falta», pues ha habido «muy poca participación del pueblo» y «está faltando un poquito más de información de lo que se está haciendo» por parte de la compañía.

En este sentido, afirmó que se han creado «muy pocos espacios de reflexión», pues a su juicio desde los medios de comunicación sí ha habido estos ambientes de debate, pero «no con el pueblo».

Eso es lo que intenta hacer la Iglesia católica mediante el foro que tiene lugar hoy, en el que participan representantes de ambos lados.

«La primera cosa que queremos es información, llegar desde ahí juntos a un consenso, un pronunciamiento que nos pueda llevar a nosotros a un trabajo armónico y también saber por dónde caminar con estas reflexiones», afirmó el obispo. (EFE)

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