Celos entre las infantas

sr.infantas(Por Carmen Ro.- Vida de Palacio).- Voy a hablaros de los celos entre la Infanta Elena y su hermana la Infanta Cristina. Pero, antes, una reflexión: Es difícil imaginar que los Reyes, Príncipes e Infantas padezcan males de viandante.

La culpa es suya. Los que nacen en un palacio, o se van a vivir a un palacio, por matrimonio, hacen lo posible para hacernos creer que son diferentes. Que lo suyo es distinto por nacimiento, o por matrimonio, insisto.

Pero resulta que también tienen males domésticos y males de familia. Como todo hijo de vecino de casa unifamiliar, apartamento o pisito, los miembros de las Casas Reales tienen mal de amores, se pelean con la báscula o se ponen celosos de sus propios hermanos. De sus propias hermanas. Y a esto iba yo.

Hasta que saltó a las páginas de los diarios y a los autocúes de los informativos el caso Nóos, la Infanta Cristina y su alto y rubio marido eran el acierto de la Corona. Un matrimonio joven, deportista y hasta bello. Los Urdangarines, entonces los Duques de Palma, quedaban bien en cualquier foto o lugar. Quedaban mejor que los Duques de Lugo.

La Infanta Elena nos resultaba más sosa que su hermana y Don Jaime de Marichalar era menos fotogénico que Iñaki. Parecía que caían peor. Elena lo pasaba mal, no entendía por qué su hermana tenía más éxito que ella.

Por si algo faltaba, la Infanta Elena y Marichalar se separan. Llega “el cese de la convivencia” y la foto empeora. Elena es una Infanta sola, con cara seria, frente a un matrimonio de rubios muy contentos. No hay duda: la Infanta Cristina luce mejor que su hermana. Pero los celos entre hermanos suelen ser de ida y vuelta. El caso es que llega “el caso”. Llega el caso Nóos y todo cambia. Ahora la que suele estar sola y con cara seria es Cristina. Ahora Iñaki no queda nada bien en ninguna foto.

Ahora triunfa Elena. Haga lo que haga la Infanta Elena, nos gusta. Si va al funeral de Suárez sin peinar, nos parece un soplo de aire libre entre tanto encorbatado. Si retoma la ilusión con un primer amor, se nos antoja un argumento de cuento de princesas. Y si cruza el océano, es a la única que no se le estropea el avión.

Ahora, dicen, Cristina está muy celosa. Es lo que tiene tener mala memoria. La Infanta Cristina nos ha hecho saber que se acuerda de pocas cosas y, supongo, habrá olvidado también que hubo un tiempo en que la que lucía triunfante y levantaba envidias era ella. Y hasta su marido.

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