Alberto Dahik da sus sugerencias en el marco del ‘diálogo nacional’ (videos)

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(Diario EL UNIVERSO).- Reapareció públicamente hace dos semanas para dar una conferencia en la Universidad de las Américas (UDLA). El exvicepresidente Alberto Dahik habló de la situación económica del país y sugirió algunas medidas para sacarlo de la crisis. Dice que lo hizo en el marco de ese “diálogo nacional”, al cual el Gobierno de Rafael Correa convocó a propósito de la presentación de las leyes de Herencia y Plusvalía, que generaron movilizaciones en todo el país.

Pero en realidad podría decirse que Dahik ya no vive en Costa Rica, país en el que se exilió 20 años atrás mientras en Ecuador se llevaba adelante un proceso por supuesto peculado por el manejo de los gastos reservados en el régimen de Sixto Durán-Ballén. Dicho proceso fue declarado nulo dos veces: primero por la ‘Pichi Corte’, en el 2005; y luego por la Corte Nacional de Justicia, en el 2012.

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Ahora, el exmandatario pasa tres semanas del mes en el país. Trabaja dando asesorías, especialmente a gremios profesionales. La otra semana está en Costa Rica, donde viven su esposa e hijos. Él cuenta que está en proceso “de transición”.

Su esposa sí quiere regresar definitivamente, pero sus hijos no, pues están arraigados al país que los acogió y donde han hecho sus vidas. Hasta que su familia decida, él dedica su tiempo al análisis económico, marcando distancia de la política, para que sus ideas no sean descalificadas.

P: ¿Cómo evalúa la situación económica del país y las acciones gubernamentales para salir de la crisis?

R: En la conferencia en la UDLA expuse que es muy posible que el problema de los bajos precios del petróleo no sea temporal; hay factores económicos y geopolíticos que nos llevan a pensar que no llegarán a los niveles de años anteriores. La respuesta del Gobierno fue poner salvaguardas temporales. He sido claro en decir que están produciendo un grave impacto en el sector exportador, que no tiene la capacidad de ajustar sus precios que están fijados en el mercado internacional. Consecuentemente, cuando la salvaguarda eleva el nivel de precios y costos, el único sector que no puede ajustar nada es el exportador, que es el que más debe ser estimulado. Las salvaguardas y las restricciones y cupos para importar están generando una gran ineficiencia en la redistribución de recursos porque las empresas que quedan protegidas por este esquema tienen unos márgenes infinitamente mayores que los que hay en el mercado mundial; con ello hay una transferencia de recursos desde los exportadores y los consumidores hacia estas.
¿Cuál es su propuesta?

Propuse crear un timbre cambiario que consiste en buscar, a través de un mecanismo de mercado, flexibilizar el tipo de cambio para los sectores exportador e importador mediante una subasta de lo que podría llamar ‘dólar de importación’. Esto haría que el sector de exportación reciba un beneficio de este costo más alto. Al eliminarse la salvaguarda y el 5% a la repatriación de capitales, obtendríamos que esos recursos vayan al sector exportador y se estimule la generación de divisas.

¿Es un dólar para el exportador? ¿Una moneda paralela?

Para el comercio exterior. El importador participaría en una especie de subasta transparente del timbre cambiario, sin asignaciones, liberando importaciones, para que la economía encuentre naturalmente su equilibrio. Esa subasta iría a un fondo para distribuir a los exportadores.

Otra propuesta que hice es que el Estado también pague ese timbre para que refleje en su contabilidad y entienda el valor real de las divisas y no esté estimulado a sobreimportar o gastar demasiado. Todo esto tiene que enmarcarse en el ajuste del gasto público, que es el principal problema que ha generado la situación actual. Fíjese: el precio del petróleo nunca ha estado tan alto como ahora. Un precio de 50 dólares hoy equivale a un precio de 28 en 1995, cuando tuvimos la guerra. Y con la guerra manejamos un precio de 17 dólares (que serían unos 27 de hoy) y nos alcanzó para manejar la economía y pagar la guerra.

¿Dónde puede ser recortado?

Hay muchas áreas. El tamaño del Estado ha aumentado excesivamente y hay que cortar ciertas inversiones que no son necesarias. 45 por ciento del PIB en gasto público es excesivo en cualquier parte. Se ha dicho que hay un problema de balanza de pagos. Es como que un diabético diga que su problema es renal, ciertamente lo tiene, pero no es la causa. Tenemos un problema de balanza de pagos por el gasto fiscal.

Sectores de oposición hablan de cortar la propaganda y las sabatinas, ¿qué opina?

Son gastos que el Gobierno podría analizar cortar o reducir. No he visto la cifra de cuánto se gasta en esto, no puede ser que se hayan impuesto medidas para el sector productivo y el Gobierno no haya hecho un compromiso de ajustarse.

Pero hubo una reducción de salarios a inicios de año.

Eso es simbólico, no creo que tenga un impacto significativo.

¿Con estas medidas la economía se levantaría?

La economía se levantaría volviendo, también, a los mercados de capitales, con un lenguaje de confianza y no de rechazo a los recursos internacionales. En la charla presenté un cuadro preocupante: la inversión extranjera directa en Ecuador con relación al PIB es la más baja de toda América y el Caribe, menos del 1 por ciento. Y la inversión extranjera es como un auditor externo del país porque ve el ambiente de negocios, la seguridad jurídica, la rentabilidad, la relación de las empresas con el Estado. Si las cifras son bajas, debe haber una razón.

¿Qué factores han ahuyentado la inversión extranjera?

El discurso y los hechos no han generado confianza. Por ejemplo, se ha criticado a las transnacionales, se han denunciado los convenios entre países, se ha privilegiado tener créditos contra el petrolero en lugar de ir a organismos internacionales o la banca internacional primero, con lo cual se pasa el mensaje de que no hay confianza ni buena voluntad con los centros financieros internacionales; la inversión extranjera no ve bien esto y se va para otro lado.

Usted dice que hace estas observaciones atendiendo al llamado del diálogo nacional que hizo el Gobierno. Se convocó tras el descontento que generaron las leyes de Herencia y Plusvalía, pero las autoridades señalan que la agenda es “amplia”.

Hacer un diálogo con base en esas dos leyes sería como que el médico que está a punto de operar a un paciente del corazón, y aparte tenga un problema renal y de cicatrización, llame a una junta médica para ver el problema de hongos en las uñas. Esas dos leyes son un problema menor. No se lo debe separar de toda esta problemática: falta de incentivos a la exportación, un sistema de salvaguardas inconveniente, el alejamiento de los mercados de capitales, poca inversión extranjera, hemos sembrado miedo en el empresario sobre el futuro y no invierte y, sobre todo, estamos en un momento en que el sistema de dolarización tiene que ser protegido y no puede funcionar con el modelo actual, es incompatible con un alto déficit fiscal y con la falta de conexión con el mercado de capitales. Lo más importante es entender que la economía no es un hecho aislado, es un conjunto de cosas interrelacionadas. Tener una moneda como el dólar tiene la desventaja de no poder emitir, pero tiene la enorme ventaja de la estabilidad.

¿Usted cree que hay condiciones para desdolarizar?

No hay ni siquiera que mencionar esa posibilidad porque para hacerlo habría que llegar a la terrible circunstancia, que no la quiere nadie, de incautar los depósitos para transformar los dólares en una moneda nacional. No creo que el Gobierno o la oposición lo quieran.

El presidente ha retado a que le demuestren que esas leyes afectan a la gente. En su exposición en la UDLA usted reflexiona sobre ello…

Existe una fundación en EE.UU. muy reconocida por sus estudios tributarios, Tax Foundation, que hizo un estudio que demuestra que la eliminación del impuesto a la herencia en EE.UU. generaría un 1,8 por ciento más de PIB, aumento en salarios, aumento de más de 130 mil puestos de trabajo y un aumento en inversión de capital y equipos de la empresa privada. El presidente ha mencionado que no se va a afectar a las empresas productivas, pero la propuesta original pretendía romperlas. Esto no genera confianza y crea desempleo, eso afecta al más necesitado. Pero la pregunta que nos tenemos que hacer es por qué este es el único impuesto del cual 13 países se han salido en los últimos diez años, incluyendo algunos modelos en la distribución del ingreso, como Noruega o Suecia, o por qué en EE.UU. ha aumentado la base exenta del impuesto a más de cinco millones de dólares, es decir que si una persona tiene tres hijos, solo si hereda 15 millones pagaría ese impuesto, y entendamos que si la herencia es sobre compañías pr
oductivas no hay impuesto porque el padre o la madre endosa las acciones a sus hijos, y solo se paga un impuesto de transferencia que es muchísimo menor. Igual pasa en Europa y Japón.

¿Y en el caso de la plusvalía?

El tema de la plusvalía es más complejo. Del gran universo de propiedades, es cierto que en algunos lugares puede haber una obra pública que genere un valor adicional; para ese tipo de situaciones existe la contribución de mejoras. Pero el primer elemento para la subida de precios de los bienes raíces es la inflación en sí misma. ¿Y quién genera en todos los países la inflación? Si el Gobierno la genera, es realmente pecaminoso que nos venga después a cobrar un impuesto. Además, si usted ve la plusvalía, la mejora, la inmensa mayoría la hace el sector privado.

El presidente ha dicho que son para redistribuir la riqueza. Desde su formación de economista, ¿cuál es fórmula correcta para distribuir la riqueza?

Generando trabajo y más trabajo, y más inversión, que genera más productividad, y esta sube los sueldos, y con calidad del gasto público. De 1992 a 1995 bajamos 20 puntos la pobreza. No estoy hablando de teoría, sino de buena práctica.

El alcalde Jaime Nebot tiene un criterio similar al suyo. ¿Qué le pareció la marcha que él convocó?

Tengo 20 años alejado de la vida política. Pero puedo decirle que fue una manifestación concurrida, pacífica, que luchaba por una idea, y por lo tanto tiene que ser escuchada.

¿Cómo espera que sus propuestas lleguen al Gobierno?

Mis ideas son públicas, sé que la ponencia de la UDLA ha circulado por redes sociales, están a disposición del Gobierno.

Si lo invitan al diálogo, ¿participará?

Revise aquí: PONENCIA DE ALBERTO DAHIK. EN LA UDLA

Soy un ecuatoriano y puedo dar mis ideas, he sido alto mandatario y sería una irresponsabilidad no hacer mi aporte. (I)

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